A continuación, se muestra un extracto de mi Presentación de Tesis para el Postgrado de Rehabilitación Arquitectónica Sostenible de la Universidad Técnica Federico Santa María.
¿Cómo reconocer las oportunidades de rehabilitación arquitectónica capaces de revitalizar el entorno?
Se plantea la hipótesis de que existen unas condiciones en lo preexistente que permiten reconocer la ‘oportunidad de revitalización’ del entorno, las que pueden ser consideradas en el proyecto de rehabilitación arquitectónica.
Cuando la ciudad funciona como sistema, cualquier intervención realizada en alguna escala tendrá un impacto en su entorno.
La rehabilitación arquitectónica enfocada en la revitalización del entorno dependerá del tipo de deterioro que tenga el lugar. En caso de abandono se requerirá de un programa que atraiga habitantes, mientras que frente a la falta de actividad en el entorno se requerirá de un equipamiento que facilite el encuentro entre los habitantes, como programas culturales o de ocio.
Pero, a qué nos referimos cuando hablamos de rehabilitación, revitalización, la oportunidad de revitalización y su relación con la rehabilitación.
La rehabilitación es un proceso de reutilización, por eso se entiende que esté ligada a la sostenibilidad, conservando o modificando el uso anterior del espacio, independiente de su valor patrimonial, más bien por su potencial de mejorar el hábitat al ser sometido a intervenciones funcionales y/o físicas, tanto para la arquitectura preexistente como para las áreas urbanas. Por lo tanto, se distingue entre rehabilitación patrimonial, arquitectónica y urbana, esta última también ligada al concepto de regeneración urbana.
Sin embargo, se utilizó el concepto de revitalización en vez de regeneración. La revitalización incluye a la regeneración en el sentido de mejorar la calidad de los espacios de la ciudad, pero además implica la activación de ellos.
Entonces, la rehabilitación arquitectónica actúa principalmente sobre el espacio privado, mientras que la revitalización es un efecto que se relaciona con el espacio público. Por lo tanto, la oportunidad se ve reflejada en la rehabilitación de los espacios semiprivados para revitalizar los espacios semipúblicos y viceversa, dando cabida a la dimensión intermedia.
Algunos ejemplos en los que se aprecia esta dimensión son: La Harinera de Zaragoza (España), la intervención del Paseo Bandera y las plazas de bolsillo en Santiago o la rehabilitación de los ascensores, aquí en Valparaíso, como había mencionado antes. En estos ejemplos la rehabilitación se presenta en diferentes grados de intervención y distintas dimensiones de actuación.
Las dimensiones en las que actúa la revitalización son el barrio, el entorno y el edificio. Por otro lado, los edificios y el entorno cuentan de espacios públicos, semipúblicos, semiprivados y privados y estos dependen del grado de libertad que tengan los lugares para recibir personas que no necesariamente son los residentes. Finalmente, también se definió la dimensión intermedia, la cual tiene lugar en los límites de los edificios. En este territorio ocurre el acto del encuentro de los individuos en una recíproca presencia.
Las rehabilitaciones de espacios públicos ―como plazas y paseos― y espacios semipúblicos ―como los ascensores o edificios emblemáticos― actúan aumentando el tránsito de personas, esto genera rehabilitaciones arquitectónicas en su entorno con programas de encuentro.
Cuando estas situaciones ocurren en ese orden, aumenta la oportunidad de revitalización de los sectores, mientras que cuando ocurren en sentido contrario, programas de encuentro en sectores con escaso flujo de personas, la oportunidad de revitalización es menor, ya que el barrio y el entorno no están potenciando la nueva actividad.
En relación con lo anterior, existen condiciones en lo preexistente que permiten reconocer la “oportunidad de revitalización”, es importante que los edificios generen nuevas actividades en el barrio y que estas sean complementarias y compatibles con su entorno. La conservación del edificio y la adaptación a la accesibilidad universal es un desafío que se debe incorporar. Finalmente, recuperar la habitabilidad de los espacios, reparar la estructura y renovar la fachada, manteniendo y potenciando los criterios de valor del edificio, es fundamental para percepción del lugar.
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